Después de la última capa, se echan otros 4 cm. de aserrín y se rocía la superficie con un combustible como queroseno. Se prende fuego y se tapa la lata para que al haber menor cantidad de oxígeno se produzca una combustión lenta. De vez en cuando hay que comprobar que humea para asegurarnos que no se ha apagado la brasa. También se puede levantar la lata sobre unas piedras para que haya algo más de ventilación y el fuego consuma todo el aserrín.
2.10. Cerámica
Con el horno cerámico se han usado diversos programas con distintos velocidades de subida de calor y enfriamiento. Esos programas están automatizados y se usan dependiendo del tipo de arcilla o de la aplicación de esmaltes que se quiera hacer.