Materiales y producidos (continuación)
En general las figuras se hacían huecas y mediante diferentes técnicas, aunque sobre todo recurriendo a las planchas.
Otros producidos han sido los hornos o cuencos para conservar el fuego, algunas figuras modeladas, otras que se han realizado mediante taceles y algunas piezas hechas con barbotina sobre moldes de escayola. Con el torno se han empezado a fabricar objetos como cuencos, platos, jarrones o vasos de distintos tamaños y formas.
La escayola es más fina que el yeso, seca antes, adquiere un color blanco más intenso que el yeso, y es menos porosa.
Para preparar la masa se espolvorea con cuidado en el recipiente, procurando repartirla de forma uniforme por toda el agua. Se ha de echar escayola hasta que el polvo seco se pueda apreciar parcialmente por encima de la superficie del agua a modo de isla. Si nos quedamos cortos en escayola, la mezcla será muy líquida y no se podrá aplicar hasta pasado un buen tiempo y si por el contrario echamos demasiada escayola, endurecerá rápidamente, se echará a perder y no dará tiempo a utilizarla porque habrá perdido sus propiedades plásticas. A continuación se mueve la mezcla, que ha de tener una consistencia blanda y no muy espesa como chocolate diluido. El punto se puede conocer al hacerse la boca agua, es decir, al experimentarse un aumento en la secreción salivar. Se mezclará uniformemente, removiendo con la mano y buscando los grumos para disolverlos y, en todo caso, aplastarlos con los dedos.
En escayola se han realizado multitud de moldes y figuras, por ejemplo, dedos, manos, pies o bustos, piezas geométricas o figuras decorativas, copias de arte indígena o de piezas prehistóricas, etc.
Un trabajo especial, que se describe a continuación, es la realización de moldes de escayola para hacer piezas con barbotina.